En los últimos tiempos se le ha dado mucha difusión a la inteligencia artificial (IA), pues su avance es sorprendente con respecto a lo que puede hacer.
Ahora no solo puede generar imágenes realistas o escribir textos con ortografía y gramática aceptables, también es capaz de hacer llamadas telefónicas creíbles y realizar videos con las temáticas más variopintas, que pueden ir desde lo más banal y simple hasta lo más impactante e inverosímil, poniendo palabras en boca de gente que nunca las dijo -o que ni siquiera existe, incluso- o mostrando a personas haciendo cosas que nunca hicieron.
Más allá del tema deepfake con estos y otros avances, más lo que se avecinan, son cada vez más comunes los comentarios del tipo "gracias a la IA, muchos empleos desaparecerán y seremos reemplazados por robots". Muchos de los que se quejan de esto, son los escritores.
Hay quienes dicen que ellos jamás leerían/leerán obras generadas por IA, y es una opinión respetable, al igual que quienes mencionan que se verán desplazados. Yo no comulgo con ninguno de los dos puntos de vista anteriores.
Haciendo un momento de lado que la IA no es por definición malvada -lo son las intenciones u agendas ocultas que las controlan-, su incorporación al "mundo laboral" actual, en particular en el mundo de la literatura -que es el que a mí me interesa ahora en esta entrada-, no hace más que enriquecerla. Me explico.
En la actualidad, hay obras escritas por humanos y por IA. Eso está bien. Los humanos tenemos definido un estilo propio, y éste puede ser modificado o permanecer sin cambio con el paso del tiempo. También está bien. No importa que la IA escriba con buena ortografía y gramática, o que incluso sus tramas sean interesantes; no son lo mismo. Estamos hablando de productos diferentes. En mi opinión, las obras de la IA se sienten vacías. Se sienten... Ese es el punto. La IA no siente, no está influenciada por la tristeza, la depresión, la alegría, la euforia, el amor, el deseo, la lujuria; como si lo está el artista humano que plasma sus sentimientos en su obra. Eso es lo que distingue unas de otras. Y la diferencia se nota. Que se decida ignorarla -la diferencia-, es otro asunto.
La IA no hará más que mejorar con el paso del tiempo, como todo. Y también está bien. De la misma manera, las obras creadas por humanos serán cada vez más valiosas por ser artesanales, y haber sido creadas con sentimientos, que son los que le dan sabor al resultado final.
Es como la comida chatarra y la comida balanceada. Con ninguna de las dos te mueres de hambre, pero una es más saludable que la otra. Cada quien es libre de consumir lo que le dé la gana, y en lo que a mí respecta, la IA no hará más que reevaluar las obras creadas por los humanos.
Además, la IA puede ser de gran ayuda, solo es cuestión de saber cómo utilizarla. En mi caso, me ayudó a cerrar la trama de dos obras con las que no sabía cómo hacerlo. Tuve la oportunidad de explorar un abanico de posibilidades y darme cuenta de ideas que agregan valor a la historia y no consideré. También generé obras completas con su ayuda, y aunque las edité y sometí a corrección de estilo, el resultado final dista de lo que usualmente escribo. Y la diferencia se nota. Es imposible querer tapar al sol con un dedo, pero como experimento fue interesante.
En conclusión, en lo que a mi concierne, la IA no amenaza con hacer desaparecer el oficio del escritor, al contrario; hará cada vez más valiosas nuestras obras.
Al tiempo.
PD. Debajo de la imagen te dejo un documento en donde copíe la "platica" que tuve con Gemini, la IA de Google con respecto a éste tema.
